jueves, 20 de diciembre de 2012

Memorias del FIn en la Isla Infinita

En el 2012 se acabará el mundo, este mundo por lo menos: “Ya era hora; realmente se nos había ido de las manos”. Será el sarcástico comentario que apurarán los sobrevivientes. En la supervivencia siempre es mejor decir: "yo lo sabía, lo andaba diciendo". Pero los sobrevivientes creen sobrevivir desde mucho antes, desde que el desastre es sólo anuncio y presagio. Para vivir mientras confortablemente, y para no quedarse solos después de la catástrofe, y porque se han adaptado exitosamente al desastre, creen que ningún Armagedón ha ocurrido ni ocurrirá jamás y anuncian a toda voz que esperarán el fin en un lugar visible de la ciudad. Convocan a todos los inmortales, de manera que ninguno de los miles de techos de la inmensa ciudad serán suficientes. Así han vivido muchos años, con nada mejor que un día detrás de otro, y porque han recorrido la senda de toda su vida creen que así mismo anda el mundo; y porque creen (absurdamente claro) que no van a morir suponen que nada ha de morir nunca ni lo hará. 
Las opciones son múltiples. La imaginación es fértil y nada mejor para exaltarla que imaginar el fin. Catástrofes naturales de las más diversas, juntas o por separado, o la contingencia de un loco que apretará el botón, ese al que tememos desde que fue posible iniciar la secuencia del fin apretando un botón. Una semana antes, cobertura total por la televisión. ¿Llegará a Cuba el fin del mundo? ¿Está la defensa civil preparada para tal contingencia? ¿Cree usted en el fin? ¿Ha tomado medidas para protegerse y proteger a su familia? Evidentemente, nadie ha vivido antes el fin del mundo, porque de haberlo hecho, sabrían que después del fin ya no hay defensa civil o familia. Pero en el hábito de convivir con la catástrofe ha terminado por parecernos más importante la defensa civil o los pequeños y a ratos mordaces arreglos imaginarios que el desastre mismo. Ha de ser porque cada uno de nosotros ha pasado varias noches en la oscuridad escuchando huracanes en la tenue luz de una vela; los oídos atentos, adelantando a los ojos en las señales,  temiendo cualquier daño y a la vez añorando el suceso que ha de revolverlo todo. Ahí seguimos, aunque los huracanes se hayan puesto muy serios y haya sido imposible seguir el ritmo de esta, nuestra incofesa práctica nacional: cicloneros y tiradores de placas * ha denominado un anónimo chofer en un día posterior a la tormenta a lo que entiende nuestra más nutrida vocación del carácter nacional. Así que ahí vamos; algunos han decidido sentarse en los techos más altos de los edificios, a ver si esta vez de verdad nos sorprenden. Al día siguiente, puesto que el fin del mundo es solo otra mentira, una nueva victoria para la ciencia, un cielo despejado, confianza renovada en la Revolución, una nueva batalla que hemos sabido sortear a pesar de ser un pueblo agredido hace más de cincuenta años.

Parece sátira la imagen de la isla-mundo, flotando por imposiciones de la física y milagros de la convivencia, cual corcho como dicen muchos, solo porque pesa menos que el mar Caribe que la sostiene y no porque sea capaz de evitar ningún desastre; más bien creándolo, rondándolo, adornándolo, prediciéndolo… y "ya viene llegando, ya todo el mundo lo está esperando".
"Dime, Martí, ¿qué fue lo que tú soñaste?"
Mural frente a la Lanchita de Regla
Pero quizás el mundo se acabe y no se entere nadie. O quizás ya acabó y asistimos, indolentes, apenas posando los ojos en la rugosa superficie de las cosas, a la supervivencia. Ni lluvias ácidas, ni terremotos, ni volcanes, ni bombas nucleares teledirigidas. Tampoco saltos cuánticos o rayos sincronizadores o dispensaciones galácticas, aparecidos en la urdimbre mental de la isla para añadir sazón al siempre insuficiente inventario de supersticiones, más necesario a estas alturas ante la desaparición y sepelio del otrora socorrido principio del sentido común y la razón suficiente. Ese día del fin será el más bello posible: mucho sol, pero con brisa, fresco a la sombra y cielo muy azul con alguna que otra nube juguetona; frente al mar parecerán la misma cosa, como ha de ser, las aguas y el espacio infinito sobre nuestros ojos. Donde se encuentran allá en el horizonte, se dejará escuchar el murmullo de la eterna cópula. Pero todas las cortinas caerán, y los auspicios y las profecías de los no nacidos saldrán a la calle a devolver la memoria, frente al asombro de los que cultivan el menosprecio de los habitantes de la añoranza y el anhelo.

"Solegría" Hilda Landrove Torres
Serán saldadas las deudas. Un imperceptible darse cuenta, un sutil dejarse sorprender por la compresión de que el mundo siempre empieza y ahí mismo acaba siempre; para cada uno hay un mundo que empieza y otro que termina y para todos están los ojos reventados de ver, los oídos de oír, las manos de tocar. En un minúsculo momento, en una coordenada cargada a las espaldas, en esa daga metafórica ** que creemos compartir, en la convocación del rabo de nube que ha de venir a llevarse lo feo y barrer las tristezas, todo podrá ser revelado y desbordarse; quizás quede esta alucinación colectiva, esta "inmensa burrada en la que estamos metidos todos", más quieta y más limpia. Será el momento de repetir la pregunta de cierto poeta cantador reparador de relojes: "¿Qué nos pasó en las manos que no atinan, qué nos pasó en los ojos que no ven?".

Después, todo será lo mismo. Algunos seguirán como siempre, con un susto dentro porque habrán visto de golpe y no habrán alcanzado a entender, o habrán alcanzado y tratarán con esfuerzo de olvidarlo, porque el tiempo todo lo puede y todo lo cura, o eso dicen. Otros, los pocos, los que ya vivieron su propio fin de mundo, sabrán que después del tiempo, en el sintiempo, todos los momentos son como fotografías superpuestas en una inmensa tela dibujada con ningún rostro, y entonces sonreirán, cómplices, reconociéndose por vez primera entre las ruinas de un mundo que tardará aún en saber que ha acabado, para siempre.

"Y tú, empínate" Delonis Escalante Rodríguez
* Placa: techo de mampostería en "cubano" coloquial.

** "... Don Juan dijo que el nagual Elías le había explicado que la característica de la gente normal es que compartimos una daga metafórica: la preocupación con nuestro reflejo. Con esa daga nos cortamos y sangramos. La tarea de las cadenas de nuestro reflejo es darnos la idea de que todos sangramos juntos, de que compartimos algo maravilloso: nuestra humanidad. Pero si examináramos lo que nos pasa, descubriríamos que estamos sangrando a solas, que no compartimos nada, y que todo lo que hacemos es jugar con una obra del hombre: nuestro predecible reflejo...". El Conocimiento Silencioso: Carlos Castaneda.

*** Rayuela: Julio Cortázar

**** Quinto Regimiento, canción de Ariel Barreiro, trovador cubano

Autora: Hilda Landrove Torres

Cuba 2012: Poesía SIn FIn en el Fin del Mundo

Hace ya varios años que la infinitud de la poesía omnirepresentada por los OMNI ZONA FRANCA  se desparrama por la isla con su insistencia en la regeneración espiritual, estructural y material de la sociedad cubana. Desde sus inicios en el municipio del oriente habanero, Alamar, esa barriada vertical que cual mantra omnisonante les inculcó el horizonte marino como límite: "A la mar, a la mar…";  un día se lanzaron al mundo. Expandieron la omnifranquicia a otras zonas de la globalización planetaria donde se vive lo mismo con lo mismo, y distinto; con sus máses y menos. Regresaron y continúan su peregrinar poético por las escamas del caimán, buscando las puntas que ya no pueden evitar tornarse plumas. Usan la poesía como poder transmutador: metaforizar la realidad para metabolizarla y transformarla más allá y acá de su cruda inmediatez y cortedad de metas. Regresaron y continuaron su fiesta ritual de la poesía desde la que cada fin de ciclo solar lanzan su votos de renovación para la nación cubana, el mundo, el universo. Festival Poesía Sin Fin. En esta fiesta se pretende propiciar la eternidad de la poesía: como sacerdotes de ella que son, saben colocar, a modo de clave iniciática y franca de por sí, el verbo como hostia en la boca de todos. Proveen, desde el invierno y el campo dimensional de la poesía las semillas de futuros frutos primaverales, poniendo muchas voces a vibrar juntas desde su ritmo, canto y circunstancias diversas. Todo el mes se la pasan así, uniendo pasos, siguiendo y gestando huellas de renovación, el rito. Tentando el milagro, cada 17 de diciembre viajan al punto geofísico y geomítico en el que las creyentes mentes cubanas ubican la personal, nacional y mundial fuente de cura, renovación, renacimiento, esperanza: San Lázaro - Babalú Ayé - Guahayaona *. En esa esquina triangular, ese Rincón en el espacio se concentran la luz y el poder de tres humanos divinos que vivieron en vida y muerte propia la posibilidad de renacer. San Lázaro, resucitado en cuerpo y espíritu por Jesús; Babalú Ayé, orisha regenerante transmutador de las llagas de sus faltas en sanación para los otros; Guahayona, chamán arawako que disolvió su sífilis en la luz áurea del conocimiento del guanín, concentración de Turey, lo zona más clara, franca, del cielo. De lírica activa, militante, penitente, construyen un gigante mitopoyético que carga un gran garabato, cruz megamadérica, esfuerzo de todos. Lo llevan hacia el númen de tres ancestridades: cristiana, africana, aborigen; invitando al viejo triple a que suelte las muletas y tome este bastón, un garabato para abrir caminos y que en cada encrucijada del origen deposite la promesa del rebrote. Cada diciembre siguiendo las omniedades convocan a la feria espiritual, un contubernio de saberes, filosofías, praxis, artes, que desde la expansión espiritual visualiza el futuro cubano. Cada año la poesía se aposenta en el cascabel de la serpiente del ciclo, su sección última y más sonora para hacer escuchar todas las resonancias que acudan al franco y omnimplicante llamado. Todos los años, hace ya varios en diciembre, Poesía Sin Fin. Pero nunca antes ni después el no fin de la poesía coincidirá con el Fin del Mundo. Y nunca antes, nunca después, en la isla de Cuba. No en este milenio.


La tradición hecatombiaria milenarista que siendo seres de un mundo de desencanto globalizado padecemos, enfermedad crónica occidental, ha elegido una nueva fecha: 12 de Diciembre del 2012. Los anhelos reprimidos de regeneración personal y social se juntan nuevamente en el tejido intersubjetivo, manipulado por los medios imperiales, en un día correspondiente a un momento del calendario profético maya. El temor, la necesidad, la esperanza de que el mundo se acabe, resurgen doce años después de dormido el segundo milenio, mil y doce años desde que nació la era cristiana. Esta vez, el jadeante vértigo que los nuevos tiempos traen, la casualidad, el error, se aferran a una fecha en la que los antiguos mayas supuestamente fijaron la profecía del fin de su mundo. Hoy este fervor habitual de cese de los tiempos, epidemia apocalíptica, epidemia redentora, es vaticinado desde la espiritualidad, la mística, el celuloide, la farsa. Como resultado la masa critica y sobrepoblada de la humanidad que somos ha alineado las mentes, las consciencias y las inconsciencias en una espera del armagedón pronto a suceder. Para la madrugada del 21 de diciembre de este año, en solo unas horas, algunos esperan un rayo sintonizador desde el centro de la galaxia que remueva y renueve la piel luminosa del planeta. Los hay que convocan a seres extraplanetarios o extradimensionales que ayuden a destruir o regenerar la tierra. Otros esperan asteroides ya desde eones prestos a acudir a la aplastante cita. Muchos anhelan un recomienzo luego de una espesa noche oscura de la humanidad. En  Cuba, la cercana fecha final se hizo notable por dos vías fundamentales: los seguidores de la mística de la nueva era neomayoide, José Argüelles; y la retórica de ingenuo humor de un conocido presentador multifacético de televisón y política nacional: Reinaldo Taladrid. El primero, inspiró un movimiento de resonancia armónica para que las mentes del planeta sintonizaran con antelación la energía regeneradora en la supuesta fecha predicha por los mayas. El segundo, desde su programa de documentales Pasaje a lo Desconocido retó y convidó a especialistas, creyentes y no creyentes en la culminante fecha, a atestiguar el fin o la continuidad del mundo desde la altura de una azotea habanera. Ambas cosas, por vías diferentes han gestado temores y esperanzas en muchos cubanos, resonando sus ansias insulares con las del resto del orbe; la esperanza y temor de un fin, la esperanza y temor de un recomienzo.**

En una Cuba lastrada por el encostramiento de sus estructuras y funciones sociales, por decirlo desapegadamente, un mundo se acaba. En una isla en la que la voz, el deseo, la idea no son libres, presos dentro de sus fronteras, un mundo quiere renacer. En la tierra donde, como cualquier otra, la revolución que otrora convirtió la opresión en libertad se acerca a la cima en la que la libertad cede a la opresión, un mundo pide cambiar. Se piden juicios finales y personales de uno y otro lado de la balanza justiciera. En los meses cúlmines de este año se han visto huracanes, encarcelamientos, injusticiamientos y enjuiciamientos, todos con ese toque de absurdo, irreal, ilegal que se espera en el fin de los tiempos. Las fuertes voces que anhelan y demandan una otra Cuba ven coincidir sus latidos con los corazones en todo el planeta que demandan un otro mundo. Tampoco en esa Cuba de ahora, en este fin de mundo, dicen los Omni, la Poesía tiene fin.


No sé que rezo tiene preparado Omni Zona Franca para la medianoche de este 21 de Diciembre, pero me atrevo a imaginar uno, intentando mimetizar su propia omnicongapoyética sin fin: "...Ya se acabó, hay que volverlo a empezar, lo que tiene fin, debe recomenzar…"

* Este paralelismo simbólico es especulativo aunque rastreable en los registros mitológicos y resonante con los procesos de conformación, síntesis y consolidación de arquetipos simbólicos que participan del eclecticismo sincrético propio de la psique humana así como de su sedimentación consciente, subconsciente e inconsciente a traves del tiempo y los accidentes culturales. Véanse las entradas Babalú Ayé, San Lázaro y Guahayona en el Catauro de Seres Míticos y Legendarios de Cuba a cargo de Manuel Rivero Glean y Gerardo Chávez Spínola (Centro de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana Juan Marinello La Habana, 2005); y Daisy Fariñas Gutiérrez: Religión en las Antillas, Editorial Academia, 1995, pp. 90-91


** Como afortunada y decidida convergencia a principios de este presunto diciembre final, líderes mayas actuales, herederos culturales de los antiguos, tuvieron la oportunidad de desinflar fantasías y consolidar realidades desde un evento auspiciado por Casa de las Américas. Como parte del Programa de Estudios de Culturas Originarias de América  en un panel llamado Guatemala y el mundo Maya: cosmovisión y desafíos a fines del 2012, estos mayas de hoy aportaron sus saberes y pespectivas acerca del esperado momento y el mecanismo calendárico al que se atribuye.

Autor: Rubén A. Lombida Balmaseda

lunes, 16 de agosto de 2010

Santa Atabeira Ochún de la Caridad y la reconciliación nacional cubana

Dónde se cuenta que esta milagrosa imagen,
antes de aparecida por el mar, estuvo en esta isla de Cuba
protegiendo a sus habitan
tes nuevamente convertidos.

Presbítero Bernardo Ramírez, 1782 ¹


  Oshun, Orisha africano. Paul B. Rucker 

Este 8 de agosto de 2010, en Santiago de Cuba comenzó la Peregrinación Nacional de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre por todo el territorio cubano. Prevista a culminar su piadoso viaje en la Ciudad de La Habana el 10 de diciembre del año 2011, la llamada Patrona de Cuba reanuda en pleno, por primera vez después de medio siglo, su labor de matronazgo insular gracias a un pacto diplomático entre el gobierno de Raúl Castro y la Iglesia Católica. Después de una gran crisis política ocasionada por el encarcelamiento de un grupo de disidentes cubanos, la mortal huelga de hambre de uno de ellos y la amenaza de muerte de otro, un acuerdo entre la diplomacia española, la representación vaticana y los líderes del gobierno cubano alivió las tensiones. Como resultado se liberaron presos políticos, se intentó remover la ceñuda posición común de la Unión Europea contra Cuba y la fe católica se empoderó derechos hacía cincuenta años revocados. La Virgen de la Caridad del Cobre, con los poderes otorgados por el mismo Vaticano en 1998², comenzó así su beatífico viaje.


En una emotiva ceremonia en el sitio de las minas del Cobre, como antesala de la celebración en 2012 de los 400 años de la aparición de la imagen, se dio inicio a la peregrinación de la Patrona de Cuba por su isla-aldea. En ese ya famoso año se celebrarán cuatro siglos de la milagrosa manifestación de la madre de Jesús en nuestra isla. Cuenta la “leyenda histórica" que, en una remota bahía cubana en el oriente del país se declaró la providente Caridad en figura y por escrito a tres trabajadores de las minas: dos taínos y un africano. Al mismo tiempo, la virgen había sido traída desde España una docena de años antes por un oficial militar, como clon en la mayor de las Antillas de Nuestra Señora de la Caridad de Illescas. Se atribuye al evangelista San Lucas la factura en madera de esta última, devocionada desde antaño en la peninsular Toledo, que terminó reproducida vestida de cobre en el Oriente colonial de nuestro país. Así se introdujo en Cuba el culto mariano católico, que en América se revistió del sincretismo propio del Nuevo Mundo con la aparición de las madonnas morenas. Ya en el siglo XVII, “tres devociones marianas emergieron que eventualmente devinieron emblemas de identidades caribeñas (...). En la colonia española de Santo Domingo Nuestra Señora de Altagracia en Higüey asume este rol, mientras que en Puerto Rico es Nuestra Señora de Monserrate, en Hormigueros y, en Cuba, Nuestra Señora de la Caridad del Cobre”.³

También se sabe que un siglo antes un cacique taíno explotó al máximo la magia de otra imagen de la Virgen María mientras guerreaba invicto contra sus enemigos vecinales.Seguía en esto la tradición chamánica del trato con los cemíes, entre los cuales los que comunicaban con Atabeira, la ancestral madre taína de las aguas y las divinidades, eran los más providenciales. Los cemíes eran objetos naturales o de confección artesanal que almacenaban todo el poder que su fabricante o usuario pudiera convocar en él. Estatuas talladas finamente en piedra o madera muy dura, figuras hechas de algodón o maíz, rocas, animales, plantas, eran portadoras de la energía que fluye tras la naturaleza y que podía canalizarse para obtener logros específicos. Si el poder no estaba o se agotaba en un objeto cemí, este era desechado o sustituído. La tradición decretaba probar su eficiencia. Y así sucedió cuando este cacique vencedor sometió a prueba el poder de su nuevo cemí: una pequeña pintura en papel de María, la “Reina de los Cielos", obsequiada por un oficial español. Después de repetir como mantra la invocación: “Ave María, Ave María”, ocurrió el milagro. La Virgen respondió al llamado, y con el solo toque de un bastón desató un complicado nudo. Quedaba así comprobado el gran poder que esta nueva e importada versión de Atabeira traía consigo. Se dice que este cacique había prohibido mentar el santísimo nombre de "María" fuera del templo que le había construido, a no ser que fuera él mismo o las mujeres durante un parto riesgoso.

Cemí Atabeira en una cueva ceremonial taína El Wafe, Niquero.

Casualmente, Atabeira ⁵, madre de las Aguas Dulces, sangre de la fertilidad de las plantas y los animales, también era la progenitora del ser supremo para los taínos: Yucahu Bagua Maorocoti, el Ser de la Yuca y el Mar. Al escuchar que la imagen en papel representaba también a esa Diosa Madre, procedieron a disfrutar de sus promisorios poderes al punto de convertirse a la nueva fe para así merecerlos. Entre sus beneficios estaba el de asegurar el feliz parto de las mujeres y de los frutos de la Tierra. Se cuenta de otro cacique que era tan celoso con su imagen de la Atabeira-María, que huyó a los montes con tal de que los curas que la frecuentaban no se la quitaran. Tiempo después la superstición católica de entonces fabuló que el indio lanzó su imagen al río, para nunca entregarla a nadie y la Providencia Divina quiso que reapareciera como estatuilla flotante en la Bahía de Nipe. Esta luego sirvió, entre otras cosas, para asegurar con el niño Jesús en sus brazos el buen cumplimiento de la ley cristiana por parte de los negros que padecían su esclavitud en las minas del Cobre.

La devoción a la virgen española indianizada fraguó cuando el sincretismo cultural “indoafroespañol" sembró la identidad del hombre nuevo del Nuevo Mundo: el criollo. En esta fusión el aspecto chamánico del culto a la fértil madre se fue desvaneciendo lentamente. El cemí taíno sirvió de hospedero al orisha africano mientras se mimetizaba en la santa española. La antigua generadora de los flujos acuosos transfirió su fuerza cemí de Diosa Madre a la sensual y tierna deidad africana y a la convocadora de devociones Madre de Dios.

        Oshun African Godess. ©Selina Fenech.

Desde entonces, la Virgen paridera del niño Dios ha sido el referente maternal por excelencia en las tierras cubanas. En su cobriza advocación, la dueña de la Caridad en el Cobre ha realizado milagros y dejado estelas de magia y esperanza. El más sonado de ellos fue la aparición de tres luces en el cielo, vaticinando la fusión armónica de tres cosmovisiones y razas diferentes, en el momento en que se decidía su sede definitiva en la ermita del Cobre. Esto llevó luego a la transformación de los dos taínos y el africano descubridores en los tres Juanes: uno negro, uno blanco y uno indio, que desde su bote miran absortos la divina aparición sobre las aguas. Para los católicos es indicio sacro de que la santa virgen, hijo en brazos, también pensó en nuestra tierra para ejercer sus caridades. Para los creyentes de la tradición yoruba es el desenvolvimiento próspero del flujo acuoso de la vida, la buena semilla y cosecha en la vida; el buen amor, la candidez gratuita del orisha. Para los descendientes de taínos fue una constante reminiscencia evanescente de su pasado chamánico.

           Imagen de la Patrona de Cuba en su santuario del Cobre, Santiago de Cuba.

Ahora que los diálogos entre el gobierno cubano y la Iglesia Católica se restauran después de cincuenta años de estancamiento, la Santa sale a peregrinar la isla con sus bendiciones. A diario, excediendo en frecuencia, fruición y convencimiento a las otrora semanales tribunas abiertas gubernamentales, la Patrona de Cuba despierta sentimientos de esperanza en cada remoto pueblo que visita. En una casi idolátrica espera, nuestros paisanos llenan sus corazones de lágrimas devotas para recibir la bendición que desde la estatuilla mana. Muchos se convierten emocionados a la fe católica mientras los sacerdotes en sus túnicas blancas desreprimen el adoctrinamiento después de medio siglo de ateísmo generalizado. Como hace mucho no se veía, los cubanos desempolvan su religiosidad tácita, que ahora se mezcla con los deseos de cambios reconciliadores y reformas pacíficas. De la virgen se espera que apacigüe desencantos, resentimientos, dolores y odios, exódicas separaciones familiares, la acumulación de años de entuertos políticos domésticos y acoso imperial norteamericano, que terminaron por sofocar el ánimo casi místico con que una vez la mayoría de los cubanos abrazaron el nuevo evangelio laico de la Revolución.



          Imagen de la Patrona de Cuba en  la Ermita de la Caridad del Cobre, Miami, Florida-


Hoy la Patrona de Cuba, la diosa madre aborigen, afrocubana y cristiana, despliega su manto áureo sobre la isla, en una lucha silenciosa de reconciliación. Sería formidable que esta imagen caritativa en su avance profundo no suma al pueblo en una nueva mansedumbre y recuperara su símbolo de poder para la lucha. En la guerra por la independencia, los mambises la llevaban al combate, en sus estandartes y prendidas a su ropa, justo como hiciera siglos antes aquel cacique belicoso. De aquí el que se llamara Virgen Mambisa. Sería también muy digno que la Iglesia Católica en Cuba se despojara del hálito colonizador que le es casi inherente y seriamente se propusiera dejar que los cubanos pensemos libremente, libres incluso de su mansa doctrina. Que su despliegue en la isla sea renovado, desprovisto de los vicios imperiales que en quinientos años de colonización, sesenta de neocolonia, más cincuenta de revolución hoy decadente, han apacentado al rebaño cubano. Que los naturales de esta isla nuestra desborden todos los corrales, todos los pastos, todos los narcóticos mentales y se constituyan en manada cimarrona, silvestre; rebelde a todas las encerronas físicas, mentales e ideológicas que muchos, desde Guamá, Maceo, Martí y los Indepedientes de Color hasta Fidel y sus disidentes han confrontado.

Sería mucho pedir, Santa Atabeira Ochún de la Caridad, que tu luz cándida nos quite todas las vendas. Sería demasiada petición que tu paz guerrera se esparza por la isla y la trascienda, que quite el yugo colono-imperial a Borinken, Kisqueya, Jamaica, tus antiguas tierras de ensueño. Sería excesivo pedirte que juntaras a todas la vírgenes afro e indohispanas desde el Caribe al continente y que restauren el útero de Atabeira, Pachamama, Tonatzin y nos regresen al ombligo originario.

Sería mucho pedir, pero... ¿Qué milagro no puedes tú, bendita Madre de todas las Aguas?


¹ En José Juan Arrom: “La Virgen del Cobre: Historia, leyenda y símbolo sincrético”, en Certidumbre de América. Madrid, Editorial Gredos, 1971, p 181. En esta obra Arrom estudia el manuscrito del presbítero Bernardo Ramírez, en el que quedan compendiadas las apariciones y desapariciones en la isla de la providencial Virgen María.


² En 1998 el Papa Juan Pablo II coronó la estatua de la Virgen de la Caridad del Cobre, destacando aún más su ascendencia divina sobre los cubanos. No obstante, se negó a tratar a los santeros como ministros de religiones distintas. Anthony M. Stevens-Arroyo: “The Contribution of Catholic Ortodoxy to Caribbean Syncretism”, p. 53 del Arch. de Sc. soc. des Rel., 2002, 117 (janvier-mars).

³ Anthony M. Stevens-Arroyo Op. cit, p. 44; Este profesor puertorriqueño tiene una peculiar concepción acerca de lo que llama "Homología Religiosa": Op cit. p. 43 y Stevens-Arroyo Anthony: "Cave of the Jagua: The Mythological World of the Taínos", en Cristianismo Taíno, 2nd edition, 2006 by University Scranton Press. José Juan Arrom: «La Virgen del Cobre: Historia, leyenda y símbolo sincrético», en Certidumbre de América. Madrid, Editorial Gredos, 1971, pp. 181-192. Según Stevens-Arroyo no sería Atabeira la deidad taína sincretizada en la Virgen del Cobre, sino otra mujer mitológica, la chamana Guabonito. Op cit. p. 52. En 1915 los veteranos de la Guerra de Independencia escribieron al Papa Benedicto XV que declarara a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre como Patrona de Cuba.


Autor: Rubén Lombida Balmaseda.